Cruces en tierra clavadas

Cruces en tierra clavadas

Perdido entre los pliegues del viento,
un enamorado, aferrado a su amor como condena,
en silencio, errante, vaga viviendo en vida
ajena,
sin llorar, sin sentir, sin consuelo…sin lamento.
Al día le pide tiempo y calma a la noche estrellada,
a los campos… sendas para seguir;
al cielo, luz para encontrar a su amada,
y a la Luna, refugio infinito de enamorados,
otra razón para vivir.
Vestido con el traje del olvido,
con esa mirada tan ausente y tan cansada,
con la muerte de su sombra adueñada,
sin aliento, sin fuerzas, abandonando su cuerpo caído,
mira, ya con los ojos cerrados, esa cruz en la tierra clavada.
En ese último instante que la vida le regaló,
a su mente llegaban, escapados, locos, como sin dueños,
besos dulces derramando millones de “te quieros”,
jugando entre aromas de azahares,
pintando las estrellas de colores,
abrazados, fundidos, inventando los albores.
Alargando su mano como buscando en la nada,
una rosa marchita, sin olor y ya desdibujada,
posó sobre aquella piedra, altar de ofrenda obligada,
al recuerdo de un amor, que aquella noche sin luna dibujada,
la vida, traicionera, mientras dormía…. le robaba.

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