Volar sin alas.

Como quisiera poder. Poder ser
el susurro al corazón que con un grito del alma
te diga que todo, porque todo,
va a estar bien.
Ser los ojos en los que descanse
tu mirada desahuciada.
Los brazos que te rodeen
y te sostengan
acariciándote para amalgamar las heridas
que nunca sanan.
Nunca a pasado, un nunca a futuro
jamas te lo podría augurar.
Ser la lagrima que ruede junto a la tuya,
los labios que den amor a tu amor de inmensidad.
Ser quien puedo ser, ser quien necesitas que sea yo.
Ser. Simplemente ser, para que seas tu.
Yo te prometo que vas a volver a sonreir
sin ganas de llorar.
Yo te prometo que lo vas a volver a hacer
contagiada por la felicidad de quienes amas.
Todo va a estar bien. Todos van a estar bien. Lo sé.
Porque por más plumas que veas en el piso,
por más que te arrastres por no poder volar,
el ave es ave. Y tu, puedes más.
Siempre vas a ser más. Al menos mis ojos
no ven un ave que no puede levantar. Ven un ave.
Distinta. Qué tiene algo, que por más caída que esté
siempre la va a hacer resurgir, a su tiempo.
Arrastrándose, también se puede volar,
porque el vuelo está en el alma,
en la mirada, en el amor, que uno es capaz de dar.
Y a ti eso, nunca, siendo tu, te va a faltar.
Si, hoy, no confías en ti, confia en mí
vuelá, las alas las tienés.

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